Encontrándose el agua en el soberbio mar, que es su elemento, le vino el deseo de subir sobre el aire, y ayudada por el fuego elemental, elevándose en sutil vapor, parecía casi tan ligera como el aire mismo. Subiendo en alto, llegó adonde la atmósfera es menos densa y más fría, y allí fue abandonada del fuego; y las pequeñas partículas condensándose y uniéndose, se hicieron pesadas. Su descenso convirtió la soberbia en fuga.
Cayó, pues, del cielo y fue bebida por la seca tierra, en la cual por mucho tiempo encarcelada, hizo penitencia de su pecado.
Cayó, pues, del cielo y fue bebida por la seca tierra, en la cual por mucho tiempo encarcelada, hizo penitencia de su pecado.
Leonardo Da Vinci